Bienvenido a mi lugar feliz. En este lugar puedo empuñar una antorcha y un martillo para transformar una simple lámina de metal en algo especial. Por lo general, puedes encontrarme en mi estudio. Una sinfonía de martillo, sierra y taladro se puede escuchar en toda la casa.

Mi proceso generalmente comienza con mi cuaderno de bocetos. Mis mejores ideas vienen inesperadamente y florecen cuando el lápiz llega a la página. Mi cuaderno de bocetos es un patio de recreo en el que puedo explorar ideas, buenas y malas. Cuando me siento especialmente inspirado por un diseño, me muevo al metal y la piedra y lentamente la pieza se convierte en un elemento tangible. Hay un momento justo antes de que la pieza se limpie y se pula cuando puedo empezar a ver en qué se convertirá y este momento es lo que me emociona. Antes de este momento, la pieza, ennegrecida por las llamas, puede ser difícil de imaginar. Pero con un poco de fe y grasa de codo, la plata comienza a brillar y el producto terminado comienza a revelarse.

Mi viaje en el metal comenzó en 2009. Cada pieza que he hecho ha sido un bloque de construcción en mi camino de desarrollo de habilidades y conocimientos en este maravilloso medio.

Escuchar a los clientes sobre cuánto aman su pieza es lo que me mantiene avanzando. Siempre es tan emocionante recibir comentarios de alguien que compró mi trabajo. Mi nueva línea de joyería para correr comenzó como un regalo para que mi madre celebrara su carrera de media maratón. No tenía idea de que despegaría como lo ha hecho, pero la mejor parte es escuchar las historias de los clientes. Para sus hijas que corren pista, para sorprender a un amigo o para celebrar su primera carrera. Es increíblemente inspirador.

Aprecio a todas las personas maravillosas que me ayudan a mantener este pequeño negocio hecho a mano en marcha y creciendo.

Welcome to my happy place. In this place I get to wield a torch and hammer to transform a simple sheet of metal into something special.You can usually find me in my studio. A symphony of hammer, saw and drill can be heard throughout the house.

My process usually begins with my sketchbook. My best ideas come unexpectedly and blossom when pencil hits the page. My sketchbook is a playground that I can explore ideas, good and bad. When I feel especially inspired by a design I move to metal and stone and slowly the piece turns into a tangible item. There is a point just before the piece is cleaned and polished when I can start to see what it will become and this moment is what excites me. Before this moment the piece, blackened by flame, can be hard to picture. But with a bit of faith and elbow grease the silver begins to sparkle and the finished product begins to reveal itself.

My journey in metal began in 2009. Each piece I have made has been a building block in my path of developing skills and knowledge in this wonderful medium.

Hearing back from clients about how much they love their piece is what keeps me pushing forward. It is always such a thrill to get feedback from someone who purchased my work. My new running line of jewelry began as a gift for my Mother to celebrate her running a half marathon. I had no idea that it would take off as it has, but the best part is to hear the stories from clients. For their daughters who run track, to surprise a friend, or to celebrate their own first race. It is incredibly inspiring.

I appreciate all the wonderful people who help me keep this small handmade business going and growing.