Soy mi yo más verdadero y feliz cuando tengo una casa llena de gente, y sabía que una marca verdaderamente sincera tenía que construirse en mi corazón para el alojamiento. Mientras pensaba en lo que eso significaba, pensé en quién había sentado las bases de esa pasión: mis abuelas.

Mi Gammy es realmente la anfitriona con más. Ella ha reunido a nuestra familia en su casa para las vacaciones todos los años de mi vida, y no hay nada como la celebración navideña de la familia Reeves. Ella ha abastecido casi toda mi cocina con piezas entretenidas (y mi amado horno holandés Le Creuset, desmayado).

Mi Mimi ya no está presente para cocinar sus famosos platos sofocados en mantequilla, pero dejó el legado más dulce en forma de sus recetas. Había un profundo amor y un cuidado genuino en todo lo que puso sobre la mesa, y simplemente no puedo pensar en un mejor legado para perseguir.

Y así, tomé prestada una versión de sus nombres de pila, Elizabeth y Jeannine, y es mi más profunda esperanza que este pequeño sueño mío de letras también encarne las cualidades que estas dos mujeres especiales me han enseñado: celebración, legado y hospitalidad.

I'm my truest, happiest self when I have a house full of people, and I knew that a truly heartfelt brand absolutely had to be built on my heart for hosting. As I thought about what that meant, I thought back to who had laid the foundation for that passion: my grandmothers.

My Gammy is truly the hostess with the mostest. She has gathered our family in her home for holidays every year of my life, and there is just nothing like the Reeves family Christmas celebration. She has stocked nearly my entire kitchen with entertaining pieces (and my beloved Le Creuset dutch oven—swoon).

My Mimi isn’t around to cook her famous, smothered-in-butter dishes anymore, but she left the sweetest legacy in the form of her recipes. There was deep love and genuine care baked into everything she put on the table, and I just can’t think of a better legacy to chase.

And so, I borrowed a take on their first names—Elizabeth and Jeannine—and it is my deepest hope that this little lettering dream of mine will also embody the qualities that these two special women have taught me: celebration, legacy, and hospitality.