Todo empezó con un pequeño bolso azul que hice yo misma para asistir a una boda. A partir de ese primer bolso, que tanto éxito tuvo entre mis amigos y que aún conservo con mucho cariño, ya no pude parar. Acababa de nacer, sin ni siquiera saberlo, el primer bolso Marabara.

Durante un tiempo compaginé mi marca de bolsos con un trabajo por cuenta ajena. Pasados unos años decidí dedicarme a aquello que me hacía feliz. Te imaginarás cuál fue la decisión. Continuar haciendo bolsos en mi querido taller, al ritmo que cada uno de ellos se merece. Disfrutando de todo el proceso para que, cuando lo recibas, sientas el mimo que hay detrás de cada puntada.

¡Espero que disfrutes de mis creaciones tanto como yo hago al crearlas y que tu bolso Marabara se convierta en tu mejor compañero de viaje!

HECHO CON CALMA
Creo firmemente que otra manera de hacer las cosas es posible. Huyendo de la producción rápida, barata y a gran escala. Invirtiendo en el diseño y confección de cada bolso el tiempo y dedicación que se merece. Cuidando los detalles. Un proceso que engloba desde el diseño del producto, la elección de materiales, colores y estampados, hasta la elaboración completa de la pieza y sus acabados.

A PEQUEÑA ESCALA
Marabara es un negocio pequeño, y así seguirá siendo. El sueño de una mujer, mi sueño, al que dedico gran parte de mis horas y que disfruto mucho. Encargándome de todo el proceso. Yo soy la diseñadora, costurera, fotógrafa, redactora de textos, contable… Por eso, la producción es pequeña, y así me gusta que sea.

DISEÑOS SENCILLOS
Si has visto alguno de mis bolsos te habrás dado cuenta de que son sencillos, sin estridencias. Intento que cada uno de mis diseños sea funcional y práctico. Seleccionando materiales de calidad para que sean duraderos. Mi intención es hacer bolsos ligeros y versátiles para que te acompañen en tu día a día, casi sin que te des cuenta, y que puedas disfrutarlos por mucho tiempo.

Estos son los tres pilares de Marabara. Confeccionar los bolsos con calma, a muy pequeña escala.
Parando, disfrutando de las cosas pequeñas y sencillas. Porque la vida ya va demasiado deprisa. Por eso, mi consejo es “sonrie, respira y ve despacio”.